Postal colonial de la
Ciudad de Buenos Aires, el
barrio de San Telmo conduce al turista por calles empedradas, que se doblan en esquinas sin ochava, y descubren a su vera antiguas casitas de adobe y ladrillo. Es uno de los barrios más característicos de la
Capital Federal, tierra de candombes y tangos, que tiempo atrás conformó con el cercano Monserrat el llamado “Barrio Sur”.
Se describe a
San Telmo como una pieza casi inmóvil en el tablero cambiante de
Buenos Aires. Es aquí donde el pasado aparece presente vislumbrándose en las estructuras edilicias, los adoquines y hasta en los ritmos afro-rioplatenses que aún resuenan en sus dimensiones.
El
Pasaje San Lorenzo y su típica casona del siglo XVIII; el
Pasaje La Defensa en que funciona un excepcional anticuario; la extraña
Casa Mínima con su fachada de 2,2m. de ancho; el
Viejo Hotel transformado en galería de arte; el
Mercado de San Telmo, una fascinante estructura de hierro con techos de chapa y vidrio inaugurada en 1897; la
Plaza Dorrego declarada Lugar Histórico Nacional y escenario cada tarde de domingo de una colorida Feria de Antigüedades; trazan el circuito histórico- cultural de San Telmo.
Entre otros edificios, residencias de personalidades argentinas, monumentos y templos religiosos, se hacen espacio en la cartelera de este barrio el
Museo Penitenciario Argentino y su extensa trayectoria iniciada en 1760; el
Museo de Arte Moderno; el
Museo Histórico Nacional; y el
Museo del Cine, con su apasionante colección de películas, afiches, vestuarios, fotos y documentos.
El tradicional
Bar Británico y el
Bar Sur, pionero en el espectáculo nocturno de
Buenos Aires, cierran la propuesta de
San Telmo que, además, los sábados y domingos convierte en peatonal a
calle Defensa, desplegando un encantador show de artistas callejeros, magos, estatuas vivientes y titiriteros.