Tradicionalista y gauchesca, la ciudad de San Antonio de Areco yace al noreste de la provincia de Buenos Aires sumida fascinantemente en el pasado. Paisajes campestres, actividades rurales, hospedaje en estancias, pintorescos almacenes y bares, este destino rústico y diferente encierra una propuesta turística que nadie podrá despreciar.
En plena pampa húmeda,
San Antonio de Areco exhibe un entorno de verdes llanuras sólo ribeteadas por gauchos, caballos y una que otra construcción que ha sobrevivido al paso del tiempo conservándose en pie. Calles tranquilas, silencio relajante, todo en esta ciudad hace a la estadía apacible y agradable del visitante.
Almacenes de
Ramos Generales y boliches típicos de pueblo que invitan a tomarse un trago en la barra compartiendo anécdotas con los lugareños; museos que recuerdan y difunden la historia y la cultura regional; puestos artesanales que exhiben piezas de los más variados materiales y deslumbran por su calidad;
San Antonio de Areco es una pintoresca estampa del pasado inserta en el agitado presente como un oasis de descanso.
Cuna de la Tradición, esta cálida ciudad situada a escasa distancia de
Buenos Aires vio nacer al ficticio
Don Segundo Sombras y resguarda dentro de sus límites al Parque Criollo, un encantador espacio campestre preludiado por la reacondicionada pulpería “La Blanqueada”, e integrado por el
Museo Gauchesco “Ricardo Güiraldes”, el cual exhibe mobiliarios y documentos del célebre escritor.
Estancias que ofrecen servicios de primera calidad incluyendo alojamiento, espectáculos criollos y comidas típicas, así como actividades rurales y recreativas; y excursiones hacia poblados cercanos tan tranquilos y seguros como
San Antonio de Areco, completan la oferta de esta pintoresca ciudad.
Festivales tradicionales; pesca en la zona ribereña del río Areco; cabalgatas y carreras de sortija; fogones criollos y guitarreadas; la costumbre es la protagonista principal en la escena color sepia desarrollada permanentemente en San Antonio de Areco. Un lugar que no puede dejar de visitar si lo que busca es la serenidad purificante del
turismo rural.