Tomando su nombre, según afirma la tradición, del río que pasa por la zona, el cual a su vez lo debería a
un militar de apellido Areco que habría triunfado sobre los indios en un combate dado a sus orillas a principios del Siglo XVII, lo que hoy se conoce como
ciudad de San Antonio de Areco se originó primeramente en derredor de una Capilla.
Elevada en 1728 dentro de la estancia del
español José Ruiz de Arellano, la capilla sería dedicada dos años más tarde a San Antonio, a modo de ruego por el cese de los malones. Pasarían veinte años y, en julio de 1750, Arellano donaría la capilla más
1.000 varas de frente sobre el río Areco por 9.000 de fondo para que se concretara la fundación de un pueblo.
Más de un
siglo tardaría San Antonio de Areco en elegir por primera vez, mediante votación popular, a sus autoridades comunales, y ésta no sería la única medida soberana tardía, los actuales límites territoriales del partido serían fijados recién en octubre de 1865.
En 1939 el gobierno de la
provincia de Buenos Aires instituiría el Día de la Tradición coincidiendo con el aniversario del nacimiento de José Hernández, y disponiendo su celebración especialmente en
San Antonio de Areco, un lugar donde historia y tradición han quedado unidas a través de la Estancia La Porteña, la cual remite al escritor
Ricardo Güiraldes y a su famoso personajes, Don Segundo Sombra.