Entusiasmado por la ya existente población
balnearia de Mar de Ajó, un grupo de emprendedores, encabezado por Don Juan Carlos Chiozza, compró hacia fines de 1942 una fracción de campo de 191 hectáreas correspondiente a la
Estancia San Bernardo, propiedad de la familia Duhau, con la intención de construir allí una tranquila villa veraniega que atrajera familias con niños hasta sus costas.
Conformada por aquellos nueve amigos visionarios, la “
Compañía Inmobiliaria del Este Argentino S.R.L” exigiría rápidamente el replanteo de la nueva localidad al gobierno Provincial, el cual aprobaría el proyecto en abril de 1943 mediante un decreto.
A la
hora de elegir la denominación del paraje, se barajó una gran lista, para finalmente recaer en el antiguo nombre del establecimiento ganadero que le diera origen. Las tareas necesarias para lograr concretar la villa prominente que deseaban fueron múltiples e intensas, aunque tal vez la más ímproba fue la de forestación para poder fijar los médanos que hoy caracterizan a la región.
El primer lote fue vendido a un turista mendocino en marzo de 1944 cuando los trabajos en la zona todavía eran incipientes. En enero de 1946,
Don Francisco Monaldi adquiriría tres lotes, comenzando de inmediato sobre uno de ellos la edificación del chalet que denominaría “Ranchito Pompeyano”. Aquella sería la primera
construcción del naciente San Bernardo, que a partir de entonces crecería considerablemente convirtiéndose en la pujante villa balnearia que hoy conocemos.